7 de noviembre, 2018 | Rossana Solorzano | Radio Tele
Debido a la amenaza de los cazadores en esta zona de Nepal, ecologistas decidieron instalar más de 3,200 cámaras escondidas en la selva para monitorear a estos animales.
Las miles de fotografías tomadas con estos artículos tecnológicos descubrieron que hubo un aumento (casi la mitad en 10 años) sustancial de tigres, una especie que estuvo al borde de la extinción en el pasado.
Los ejemplares de la especie pasaron de 121 en 2009 a 235 en la actualidad. Esto gracias a las medidas que el gobierno de Nepal, otros 12 países y voluntarios tomaron para proteger los parques nacionales y acordaron duplicar su población de tigres para 2022, objetivo que están cumpliendo.
Chayan Kumar Chaudhary, de 25 años, estuvo en la línea de frente de este minucioso rastreo. Es uno de los lugareños formados para la ocasión y participó en la operación en el parque nacional de Bardia, donde el número de tigres casi se quintuplicó. Ayudó a seguir el rastro y registrar los desplazamientos de los tigres en ese parque, revisando la ingente cantidad de imágenes tomadas.
“Era fascinante consultar las tarjetas [de memoria] y encontrar fotos de tigres… ¡Uno tiene la impresión de participar en algo grande!”.
Las llanuras bajas de la parte sur de Nepal, que albergan cinco parques nacionales, fueron divididas en parcelas, cada una equipada con cámaras dotadas de sensores de movimiento y de cambio de temperatura.
A veces hubo que recurrir a elefantes para instalar cámaras en la profundidad de la jungla. “No era fácil y también era arriesgado”, explica Man Bahadur Khadka, director del departamento de protección de la fauna y de los parques nacionales de Nepal.
Rápidamente, las primeras imágenes llegaron tigres solitarios captados por el objetivo, madres con sus pequeños armando alboroto o un felino devorando a una presa recién capturada. Y la favorita de Chaudhary: un tigre que parece querer posar delante del objetivo.
Esta operación se llevó a cabo entre noviembre de 2017 y marzo de 2018 y resultó en más de 4,000 fotos de tigres.
“Entonces empezamos a analizar las fotos”, explica Khadka. “Como nuestras huellas digitales, los tigres tienen rayas únicas. No hay dos tigres iguales”.
Según los expertos, la clave del éxito de la conservación de los tigres en Nepal reside en el hecho de implicar a las poblaciones locales en su protección, cuando estas podrían ganar miles de dólares cazándolos furtivamente.
En 1900, se calculaba que había 100,000 tigres en el mundo. En 2010, su población cayó hasta 3,200, el umbral más bajo jamás registrado
Banco de ADN felino
Armada con un palo, Sanju Pariyar, de 22 años, sale con regularidad a la naturaleza en busca de trampas depositadas por los traficantes. Era una adolescente cuando se incorporó al programa.
“La gente entiende que si el número de tigres y de rinocerontes aumenta [en Nepal], los turistas vendrán y sacaremos provecho. Es bueno para nosotros”, sostiene.
Nepal prevé duras penas para los cazadores furtivos (hasta 15 años de cárcel y una fuerte multa). Recientemente, lanzó una base de datos de ADN de sus tigres para facilitar las investigaciones.
Los ecologistas son conscientes de que un aumento de los tigres representa también un foco de atracción para los traficantes y el mercado negro. La caza furtiva de estos felinos es especialmente difícil de detectar pues, al contrario de lo que ocurre con los rinocerontes, en este caso se aprovecha todo el cuerpo. Los cazadores no dejan ni rastro.