3 de diciembre, 2018 | Rossana Solorzano | Radio Tele
El Río Grande o Río Bravo, la afluente que delimita parte de la frontera entre Estados Unidos y México, se está secando debido, principalmente, al cambio climático que ha agravado la frecuencia e intensidad de las sequías, de acuerdo con evidencias recabadas por especialistas.
El icónico río fluye a lo largo de tres mil 33 kilómetros del suroeste de Estados Unidos y del norte de México y abastece de agua a más de 13 millones de personas en ambos países, pero el cambio climático junto con el aumento poblacional y diversificación de la demanda, amenaza su futuro y el de quienes dependen de él.
El río nace en el estado de Colorado, alimentado por los escurrimientos de la nieve que cae sobre las Montañas Rocosas, pero conforme las temperaturas aumentan la cantidad de nieve que se derrite y alimenta el Río Grande ha disminuido.
Desde 1958, la cantidad de nieve que se derrite a principios de abril y fluye hacia el Río Grande se ha reducido en un 25% debido a una menor acumulación de nieve y evaporación.
De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos, este año, la cantidad de nieve en las Montañas Rocosas ha sido excepcionalmente baja, con un 37% menor de lo “normal” en la cima de la Cuenca del Río Grande.
Ante la disminución de nieve, se espera que el volumen de agua del Río Grande en los próximos meses esté por debajo del 20% del promedio de 120 años, advirtió la NOAA.
Estamos obteniendo menos escorrentía ahora de lo que habíamos tenido tan recientemente como en los años 80s o 90s”, dijo J. Phillip King, profesor de ingeniería civil en la Universidad Estatal de Nuevo México, en recientes declaraciones a la cadena de televisión CNN.
El Río Grande ha sobrevivido a sequías severas y sostenidas, explicó King, pero el aumento de las temperaturas está impulsando un clima más cálido y más seco. Y eso significa que no sólo hay menos nevadas, sino también una mayor posibilidad de que el agua se evapore.